X-Men: Días del Futuro Pasado o cómo volver a revitalizar una franquicia

Si hay alguna franquicia a la que le debamos el vasto catálogo cinematográfico de superhéroes que tenemos hoy, es la de los X-Men, quienes a principio de siglo hicieron su debut en la pantalla grande, iniciando así una saga que todavía se cuenta casi 15 años después.

Si bien de la trilogía inicial únicamente valga la pena recordar la segunda parte, Bryan Singer (Sospechosos Comunes), la mente maestra detrás de todo, nos demostró que era posible introducir a los amados personajes de Marvel en un entorno actual de una manera creíble y entretenida. Desafortunadamente, el proyecto se fue a pique tiempo después con la infame tercera parte de la historia, a cargo de Brett Ratner, y las dos cintas de Wolverine en solitario, las cuales han quedado ya para el olvido.
En 2011, con Singer nuevamente a bordo, pero ahora como productor, el grupo de superhéroes mutantes recibió una segunda oportunidad; con nuevos aires, esta tomaría una perspectiva distinta a la anterior. El hasta entonces llamado reboot de la saga nos presentaba a una parte de los personajes de las cintas originales durante su juventud, cuando apenas descubrían sus poderes y cuando la sombra del miedo y el rechazo humano se posaba sobre ellos. Con Matthew Vaughn (Kick-Ass) como director, First Class fue vista con buenos ojos, pero el potencial parecía que podía explotarse todavía más.

Y así, con Singer una vez más en el banquillo del director, un masivo elenco y con una de las aventuras más importantes de los X-Men como línea a seguir, Días del Futuro Pasado ha devuelto a Wolverine y compañía el lugar que merecen.

Basada en la aclamada historia de Chris Claremont y John Byrne, Días del Futuro Pasado nos reencuentra con los Magneto (Ian Mckellen) y Xavier (Patrick Stewart) originales, quienes viven en un futuro distópico en donde un grupo de mortales máquinas denominadas Centinelas han llevado a la población mutante al borde de la extinción. Con un puñado de nuevos renegados, y algunas viejas caras, como Tormenta (Halle Berry), Kitty Pryde (Ellen Page) y Wolverine (Hugh Jackman), los líderes mutantes solo encuentran una opción restante para poder cambiar su destino: viajar al pasado y evitar la creación de los mortíferos Centinelas.

El anuncio de la nueva cinta fue celebrado de manera unánime. No solo podríamos ver en pantalla uno de los momentos más destacados de la historia de Marvel, sino que el universo cinematográfico de los X-Men se uniría a lo grande en uno solo. Y aunque la breve e hilarante aparición de Wolverine en First Class ya nos daba indicios de lo que vendría a continuación, nadie podría haberse imaginado la manera en que Singer y su equipo amalgamarían pasado con futuro.

¿Cuál es entonces el gran acierto de esta nueva película? Con tantos personajes sin duda resultaba todo un reto contar una historia concreta y sin demasiados enredos; sin embargo, Singer y su guionista, Simon Kinberg (Sector 9), dieron en el clavo como nunca antes habíamos visto en una cinta de los X-Men. Cada uno de los personajes involucrados tiene su momento en esta ocasión, si bien algunos destacan más que otros, a ninguno se le ha dado el protagónico y el peso de cargar con toda la historia, tal y cómo ocurrió en el pasado con Wolverine y con todo su viaje para descubrir su verdadera identidad y naturaleza. Ahora, aunque es él en efecto el encargado de unir el pasado con el futuro, su rol en todos los acontecimientos queda un poco relegado de manera efectiva por varias razones; su historia ya ha sido contada y hay algo ahora más grande en juego; sin mencionar que en el pasado no cuenta con las herramientas necesarias para hacer frente a sus amenazas.


El Magneto (Michael Fassbender), el Profesor Xavier (James McAvoy) y la Mystique (Jennifer Lawrence) del pasado son quizá los únicos a los que podríamos llamar estelares en esta cinta. El trío de personajes cuenta cada uno con su gran secuencia; Magneto demostrando sus destructivos poderes como maestro del magnetismo, Mystique como una formidable oponente cuerpo a cuerpo y Charles Xavier, sin duda el mejor de todos, luchando consigo mismo en medio de una conflicto que definirá su destino. 

McAvoy le ha dado un gran giro al personaje interpretado originalmente por Patrick Stewart. En First Class, pudimos apreciar su lado cómico e intrépido; ahora, sumido en una terrible depresión y habiendo perdido por primera vez la esperanza, nos encontramos con un Profesor indefenso, débil y sin nadie a quién guiar. Sus momentos con Wolverine son sin duda de lo mejor en la película.

En cuanto a las adiciones al elenco, hay que destacar la de Evan Peters como Pietro Maximoff/Quicksilver, quien logra brillar en apenas un par de secuencias. Su inclusión a la cinta fue sumamente criticada por varias razones, entre ellas su atípica caracterización y el hecho de que su relación familiar con Magneto apenas sería mencionada. Tras haber visto su interpretación, uno no puede quedar mas que satisfecho, pues Peters ha traído consigo el elemento humorístico a la historia, además de una gran manera de presentar sus poderes como mutante. Y entonces ¿era necesario ampliar todavía más su personaje y su relación con Magneto? La pequeña pista que se nos da en la trama será un punto interesante a desarrollar en la próxima entrega. Habrá que ver ahora cómo los Estudios Marvel representan a su propio Quicksilver en la próxima aventura de los Vengadores.

Las escenas del futuro también tienen sus buenos momentos. Aunque Días del Futuro Pasado sea en realidad una secuela de First Class , esta nos da la oportunidad de apreciar el enorme poder de los Centinelas y de lo indefensos que los mutantes se encuentran ante ellos. Es cierto que personajes como Tormenta o Bishop (Omar Sy) apenas y tienen un par de líneas, pero debemos agradecer también que otros como Iceman desplieguen sus poderes de la manera que siempre quisimos; las nuevas caras, como Blink (Fan Bingbing), también nos dejan con un buen sabor de boca.

Quizá el único que no llena las expectativas es el personaje que encarna Peter Dinklage, Bolivar Trask, creador del programa Centinela. Durante toda la película lo vemos sumamente acartonado y sin ninguna dirección aparente.

Como toda narrativa que implica viajes en el tiempo, las inconsistencias no se hacen esperar, pero de ninguno modo estas demeritan el gran trabajo hecho ni representan un gran obstáculo para poder seguir contando este relato.

Debemos agradecer de igual manera todas las referencias hechas a las anteriores entregas, las cuales logran integrar a la historia todavía más en este pequeño universo

Días del Futuro Pasado, además de tratar de borrar los vergonzosos momentos de X-Men: La Batalla Final, es el punto de inflexión de la franquicia hacia nuevos y asombrosos horizontes. El equipo detrás de la producción ha logrado hacer una película que puede ser disfrutada igualmente por los amantes de los cómics como por cualquier otra persona no familiarizada del todo con ellos. Resulta emocionante pensar hacia dónde irá la serie ahora; si bien sabemos que el Apocalipsis (guiño, guiño) es la siguiente parte de esta historia, las posibilidades realmente nos intrigan.

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